Tuesday, January 08, 2008

Duros cargos de Cáceres contra Iglesias

Historia, madre y maestra

Documento No. 109*

Duros cargos de Cáceres contra Iglesias

Ayacucho, diciembre 31 de 1883

Lima

Señor N.N.

He recibido su apreciable del 6 del presente, que me es grato contestar.

Me habla Ud. de las causas que han engendrado los desastres sucesivos de Lima.

Voy a emitirle la opinión que tengo a ese respecto.

Los desastres ignominiosos del Perú se deben a que nunca nos
planteamos las situaciones netamente y como son en realidad: por falta
de carácter, por cálculos mezquinos, por intransigencias que no
reconocen un origen noble, nos hemos rebelado siempre contra las
soluciones dictadas por la razón, por la moral, por el patriotismo y
por el deber, que nos acogemos a todas las intrigas, a todas las
bajezas, a todas las apostasías, que nos presentan ante el mundo como
un pueblo abyecto y prostituido, incapaz de salvar lo que nunca debe
perderse: la dignidad del infortunio.

Sí, amigo mío, ésta es la verdad, pese a quien pesare.

Supone Ud. y con fundamento, que muchos desengaños habrán lacerado mi
corazón y muchas esperanzas fallidas habrán torturado mi espíritu, en
el camino de la noble causa de la resistencia.

Su inteligencia superior ha comprendido el carácter y la intensidad de
mis sufrimientos; pero abrigue Ud. esta convicción invariable: Los
obstáculos y las horrorosas decepciones que he encontrado a mi paso y
hoy mismo se me oponen con creciente insistencia, no serán bastante
para hacerme abandonar el campo de la defensa del Perú. Cuando se ha
pasado por Tarapacá y por Huamachuco, no se puede retroceder sin
mengua: no quiero profanar con mis plantas, en ese extraño retroceso,
las cenizas de tantas víctimas augustas, ni empañar con una monstruosa
deserción las glorias que he podido conquistar para mi patria en sus
desgracias.

Me dice Ud. y reconozco su sinceridad, que el patriotismo me pide que
ponga término a la lucha, para servir a mi país en las grandes
evoluciones de su reorganización.

Póngase Ud. la mano al corazón y reconsidere sus palabras.

¿Qué reorganización bajo un orden de cosas impuesto por el enemigo?

La reorganización del Perú no reconocerá nunca como base la traición
de sus malos hijos ni los esfuerzos de las bayonetas de Chile.

Esa reorganización vendrá más tarde.

Lo que conviene hoy es poner a salvo la honra nacional.

Chile, al crear un gobierno en el país, no ha hecho política peruana,
ha hecho y está haciendo política chilena.

¿Y cree Ud. después de esto, que es posible la reorganización de la república?

Ud. me manifiesta que el gobierno de Iglesias ha ratificado solemne y
definitivamente sus títulos de tal, y que a él se debe la paz y la
reconquista de la autonomía perdida; agregando Ud. que para que a ese
beneficio sigan los del orden, los del progreso, los de nuestro
renacimiento a la vida de la ley y la libertad, es preciso que todos
contribuyan a ello, y que la suerte me reserva en esa tarea un hermoso
papel.

Quiero ser franco con Ud. tanto como Ud. lo ha sido conmigo.

Yo no veo en Iglesias sino a un teniente chileno, que obedece a los
propósitos chilenos, que vive bajo la sombra de los chilenos y que, en
suma, subsistirá con el aparato de poder que tiene en Lima, tanto
tiempo cuanto el que permanezcan en el territorio nacional los
ejércitos chilenos.

¿Qué solemne y definitiva ratificación de títulos, es, pues, de la que
Ud. me habla?

Más, quiero poner fin a estas enojosas apreciaciones y resumir lo que
siento y lo pienso en orden a la actual situación.

Hundida la república por causa de sus propios hijos, más que por la
victoria del enemigo, no queda a los buenos peruanos otro camino que
el de la resistencia, camino erizado de dificultades y fecundo en
enseñanzas dolorosas, pero a cuyo término se encuentra
indefectiblemente, sino el triunfo completo sobre Chile, una solución
que ponga a salvo la honra y la verdadera autonomía de la nación.

¿Qué se necesita para esto? Carácter para perseverar, carácter para no
transigir con el cálculo y la cobardía, carácter para sobreponerse a
todo, inclusive las derrotas, carácter siempre carácter.

¿Se teme la efusión de sangre? Ese es un temor pueril. La historia nos
enseña que las grandes causas demandan grandes martirios, y que la
reorganización de un pueblo no es, en suma, sino el resultado de
sangrientos sacrificios.

Yo que conozco esa ley social, no puedo desecharla, desde que tengo
voluntad para cumplirla.

Soy de Ud. atento y seguro servidor.

Andrés A. Cáceres

PL. Lima, miércoles 20 de febrero de 1884

*Campaña de La Breña. Colección de Documentos Inéditos: 1881-1884.
Luis Guzmán Palomino. Lima 1990

¡Acuerdo Nacional suplanta al Congreso!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
8-1-2007

¡Acuerdo Nacional suplanta al Congreso!

Sin que se den cuenta, por la modorra permanente en que vive casi el
100% de los legiferantes; aún a pesar de las expresiones públicas de
los funcionarios más importantes del gobierno, con editoriales
descarados como el del diario de la antipatria El Comercio de hoy
martes, el país contempla cómo se fabrica la ficción de unidad, con
charlitas ad hoc, suplantación aviesa del Establo congresal y
activación coyuntural de la entelequia llamada Acuerdo Nacional.
Dentro de los onanismos más caros de la historia reciente, este
esperpento sólo paga buenos sueldos, justifica cualquier cosa y sirve
de coraza a los gobiernos de turno.

¿Puede ser el consenso en torno a la posición peruana sobre
delimitación marítima con Chile a ser llevada a La Haya, sobre un tema
que el 95% de la gente desconoce absolutamente, improvisado en citas
cuasi clandestinas? El propósito es muy claro: gobernar al caballazo
limpio, con desdoro de los pobres legiferantes que no atinan a
descubrir que de pronto se convertirán en embelecos con sueldo puntual
porque así lo demanda el maquillaje republicano. ¡No importa que no
importen, pero que figuren!

En Chile, diputados aprobó el Tratado de Libre Comercio con Perú. En
breve incurrirá en semejante orientación, Senadores. Y esto da clara
luz sobre cómo es que conviene a Chile, tal medida. ¿Ha imaginado
amable lector que el país austral y sus organismos legislativos,
brinden aquiescencia a lo que NO les sirve como parte de su
geopolítica hacia el norte? El economista peruano Alan Fairlie Reinoso
ha escrito y hablado, con señal de alerta temprana, sobre las
asimetrías existentes entrambos países. Muy bien. Si el Congreso de
allá lo aprueba, para que el tratado valga, necesitará, sine qua non,
que su similar peruano haga lo propio. Pero aquí el Establo está fuera
de todo juego, en este terreno en particular. Por tanto, vamos a un
suceso que no funcionará, así tecnócratas tarados improvisen maromas
vía los diarios y para justificar la impostura. ¿No se dan cuenta los
episódicos y oscuros integrantes del Congreso lo que ocurrirá
entonces? ¿en medio de un ambiente de guerra, de litigio, de pelea,
como será el contencioso en La Haya?

Otro tanto ocurre, con el mismo colectivo, gris cuasi negro, del
Establo. Ha tomado nota que el agente para La Haya, el mediocrísimo
embajador Allan Wagner ha anunciado que no va a "pelear". ¿Cómo puede
ocurrir tanto silencio frente a una imbecilidad de este calibre? Un
individuo, responsable de traiciones irrefutables que nadie puede
defender, por eso que la rabanería caviar chilenófila y pro-yanqui
tiene que hablar de otros temas cuando saca la cara por este sujeto,
le dice al país que su criterio, antes de presentar la demanda, sin
que la nación conozca de su contenido y huérfano de cualquier
consenso, que su actitud será la de siempre: claudicante, pusilánime,
profundamente perdedor. ¿Y el Congreso está muy pagado de su suerte,
en momentos que le zarandean al más olímpico estilo de los caballazos
clásicos de la historia nacional?

Perú está anunciado de cómo serán las cosas en los próximos diez años:
sin pelea no hay ganancia; el que no llora no mama, dice el tango. Y
¿desde cuándo los sempiternos apóstatas, ganan una partida que no sea
por la casualidad? Pero en La Haya no hay negociación, sino litigio
del más alto nivel, a cargo de especialistas y no de payasos que no
pelean. Esa es la verdad que pretende ignorar el Congreso. Dentro de
poco tiempo, la inutilidad del Establo será de tal magnitud que
apagarán la luz del edificio, el sueldo se los llevarán a domicilio y
las sesiones se harán por conferencia virtual vía Internet. ¡Caramba,
cosas de la globalización!

¡Qué papelón el de Luis Gonzales Posada! ¡Y la historia, ministerio
grave y examen de conciencia, juzgará con severidad implacable, a los
esquiroles que se aprestan a cometer una traición más contra el país!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Skype: hmujica