Friday, July 31, 2009

Andrés Townsend Ezcurra: a quince años de su partida

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
31-7-2009

Andrés Townsend Ezcurra: a quince años de su partida

Olvidado, más bien borrado, de la historia oficial de su partido, el
Apra, un político, decente y creativo, Andrés Townsend Ezcurra, amante
fidelísimo de su "Tierra Santa", Chiclayo, partió a la eternidad un
día como hoy de 1994. Siguiendo la peruanísima como execrable
costumbre de obliterar antes que interpretar y analizar y superar los
yerros pasados, tirios y troyanos se hacen los bobos y silencian
cuanto se refiera a uno de los fundadores de la FAJ en 1934. Lucir
ignorancia solo envilece y enaniza y ni siquiera los que han "ganado"
lauros con libracos o con su memoria, tienen arrestos reivindicadores
con aquél. El miedo y el temor no producen, más bien idiotizan.

La limpieza en la cosa pública fue blasón y signo distintivo de
Townsend. La política tiene que ser digna, no hay otra forma de
concebirla y practicarla. De lo contrario se vuelve vil negociado
culpable. ¿Cómo entender hoy la posible privatización de los penales
con un pobre diablo sospechoso de crímenes a cargo de la cartera? ¿no
es un escándalo que se pretendan negociados con los hospitales y por
décadas de contratos non sanctos? ¿por causa de qué y de quiénes se ha
dado marcha atrás en el magnífico proyecto del megapuerto en la Isla
San Lorenzo? ¿que, hay que esperar la dádiva minera que sigue
contaminando, tierras y comprando conciencias de mercenarios con
asiento en el gabinete ministerial

Escucho, cada día más, y por parte de ayer enconadísimos adversarios
de Townsend, que ellos y no don Andrés, fueron los equivocados. Hoy
confiesan haber creído una mentira masiva que produjo lo que hoy es
la extinción cuasi virtual de lo que fuera esperanza y por momentos
gloria del movimiento popular de protesta en calles y plazas. Doyme
cuenta entonces de cómo y por dónde va el sentimiento: pesar pero
impotencia. Hacer y organizar son, en política, virtudes infaltables y
para ello la limpieza y la bona fide, amén de las ganas incansables de
ganar en buena lid, son pasaportes ¡indispensables! ¿Cuántos hoy
pueden exhibir diáfana hoja de vida y no prontuarios?

Los atisbos admonizadores que emitiera públicamente Townsend a partir
de la controvertida asamblea que eligió como candidato a Armando
Villanueva en 1979, resultaron verdad maciza e innegable a posteriori.
En 1980 Fernando Belaunde ganó los comicios por un margen de más de
700 mil votos. Por lo menos eso confirmó que el Apra, que tenía todo
para ganar, de modo nacional y luego de la muerte de Haya de la Torre
el 2 de agosto de 1979, se había equivocado. ¡Y de qué manera!

En el 2003 escribí:

ATE: a nueve años de su partida

Se me ocurrió una noche de 1974 pedirle a Víctor Raúl Haya de la Torre
que fuera a mi colegio a dar una charla. El Viejo sonrió y me dijo:
"voy y luego te botan y la dictadura tiene el pretexto que necesita
para decir que estoy soliviantando a los escolares, vamos a hablar con
Andrés Townsend que es un excelente orador." Contesté: "pero si yo no
lo conozco", "no te preocupes, dijo Haya, yo te lo presento". Y así
fue y don Andrés llegó por mi querido Colegio América y salió luego de
un rico diálogo entre aplausos atronadores. Hoy, hace 9 años que
partió como polvo en viaje a las estrellas ese peso pesado de la
política nacional que fue Andrés Townsend Ezcurra.

Los recuerdos se agolpan, la emoción asciende y los años, sin perdonar
a nadie, siguen pasando. Puedo decir, desde la atalaya de más de 40
años, que tuve la suerte de conocer a políticos limpios, integérrimos
y batalladores por sus verdades y por lo que ellos consideraban la
lucha por un Perú madre y no madrastra de sus compungidos hijos. Entre
estos centelleaba ¡qué duda cabe! don Andrés Townsend.

Debo confesar que fui uno de sus alumnos, el peor de todos. ¡Cuántas
calaveradas, de esas que desquician al más templado, debió soportarme
don Andrés! Siempre con paciencia y tino pedagógico me enseñaba y
corregía. Por lo menos aprendí a redactar con alguna fortuna y él es
responsable, al igual que el genial Crose (Carlos Roose Silva), que
esté metido en estas avenidas peligrosas peleando centímetro a
centímetro contra la incomprensión y la mentecatería de los
delincuentes o de quienes, por tener dinero y poder real, se creen en
el derecho de dictar el guión de la vida del resto de los peruanos.

Injustamente olvidado por su partido, el Apra, don Andrés fue un
hombre valioso y un fiel colaborador de Víctor Raúl. Hay piezas
maestras que traslucen su estilo, de belleza buida (como alguna vez
dijera otro ilustre recientemente desaparecido, Nicanor Mujica) y que
interpretan momentos cenitales de la política peruana, como aquel
profundo mensaje que leyó Haya de la Torre al inaugurarse la Asamblea
Constituyente de 1978. O cuando las exequias del viejo león trujillano
frente a las puertas del Congreso el 5 de agosto de 1979 y fue
entonces que Townsend le decía al dínamo Víctor Raúl: "fuiste más
presidente que muchos presidentes y te fuiste en olor de multitud como
transcurrió toda tu vida".

Hoy se habla de la integración latinoamericana como un deber
ineluctable de la política continental. Y los jóvenes, sobre todo,
ignoran que en la Constitución de 1933 hubo un artículo que prohibía a
los partidos de "organización internacional" y que uno de ellos fue
proscrito, sus militantes zaheridos o asesinados, por creer en la
unión latinoamericana. Uno de los gonfaloneros más entusiastas y
lúcidos de este fenómeno fue Andrés Townsend. A su concurso
fundacional se debe la creación del Parlamento Latinoamericano y una
placa conmemora su recuerdo en 1964 en el Congreso del Perú.

Hoy cuando el 95% de los políticos son bufones de muy poca
especialización, barruntos torpes de cualquier zafarrancho que no de
arte o negociación, las estrellas lejanas pero presentes de hombres
como Andrés Townsend, brillan con luz incenescente. Vivo con su
recuerdo y en el cariño que prodigué a sus enseñanzas fraternales
múltiples. He olvidado las desavenencias y los baches.

¡A tal señor, tal honor!